Silvia Comán se casó con el deseo de formar su familia y ser feliz,
pero después del casamiento aparecieron los problemas. Su esposo era muy
celoso, la acusaba de infidelidad, decía que ella lo engañaba. Cuando
estaban lejos se extrañaban, pero cuando estaban cerca apenas se veían
comenzaban las discusiones, que luego dieron paso a las agresiones
físicas. Él se detenía solamente cuando la veía llorar.